Las altas
temperaturas, la actividad física y el estrés son buenos motivos para incluir en
nuestra dieta alimentos energéticos. Energéticos no significa necesariamente
ricos en grasas o calorías vacías, su nombre proviene de su propiedad
fundamental, dotar al organismo de energía.
Si mediante la
actividad física y mental esta glucosa se usa, no se convertirá en depósitos
adiposos y habrás disfrutado de una comida rica, nutritiva y eficiente. Los
alimentos enérgicos han de estar presentes en nuestra mesa, pero no todos en la
misma cantidad:
Grasas:
Las saturadas
como las carnes frías y las mantecas es preferible consumirlas en porciones
mínimas o evitarlas, ya que tienen un efecto negativo en los índices de
colesterol. Sin embargo, las grasas insaturadas, de pescados azules, frutos
secos y soya, son muy beneficiosas para el orgauismo. No todas las grasas
insaturadas son iguales:
•
Monoinsaturadas
Las encontramos
en aguacate, aceitunas y aceite de olivo bajo la forma de ácido oíeico, un
protector natural del sistema cardiovascular. Las ensaladas son eí mejor aliado
para introducir estas variantes en tu mesa, únete a la dieta mediterránea y haz
que estos tres alimentos aderecen tus verduras.
•
Poliinsaturados
Los saludables
ácidos Omega-6 y Omega-3 que contienen los pescados azules como el atún, la
sardina y el salmón reducen la presiona arterial y mejoran la circulación de la
sangre a la par que combaten la dermatitis, la soriasis y los problemas de la
tiroides. Para poder absorber todos sus nutrientes estos alimentos no deben ser
cocinados en exceso. Recuerda que estos ácidos grasos no los produce tu
organismo, por lo que es necesario tomarlos del mundo animal y vegetal. Una
cucharada de nueces en el yogurt del desayuno o la ensalada de la cena son
excelentes opciones.
Hidratos
de carbono:
Los conocemos
como simples y complejos, dependiendo de cuantos elementos los conformen y de la
rapidez con la que el organismo los absorbe:
• Hidratos
simples o monosacaridos
Lo contienen las
frutas dulces, azúcar, harinas refinadas y miel. Son de rápida absorción por lo
que estimulan la segregación de insulina y potencian la sensación de apetito. En
verduras y leche estos azúcares se encuentran menos concentrados.
• Hidratos
complejos o polisacáridos
Cereales,
legumbres, verduras y frutas son los hidratos complejos más presentes en nuestra
dieta y los mejores aliados a la hora del almuerzo ya que al ser alimentos de
lenta absorción mantienen el cuerpo repleto de energía por más tiempo sin
convertirse por ello en grasa.
El pan, la pasta
y el arroz completan la oferta de este tipo de alimentos. Elige siempre que
puedas la versión integral de las harinas y aprovecha las virtudes de la fibra.
Si te preocupa la báscula, procura que tu mayor ingesta de estos hidratos sea a
mediodía y deja que las proteínas que aportan carnes, pescado y huevos se
conviertan en tu cena favorita.
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